domingo, 30 de noviembre de 2008

Kaliyug

Mumbai 2008 – 26/11
Kaliyug, era tenebrosa
Envío un canto de amor
En honor de la ciudad que padeció los fuegos también
Canto de amor para el mundo
Un beso, una flor

http://www.youtube.com/watch?v=VmIrSW9qcBA
30 de noviembre de 2008

Mi bandhu, Yogendra, estaba culminando una bella clase de lengua hindi. Había disfrutado plenamente de una clase general de historia para alumnos de la Universidad Iberoamericana, y luego comimos con nuestro amigo Chandra Choubey en el Tec Campus Santa Fe mientras ellos me platicaban su experiencia muy particular de cómo India es excluyente hacia dentro e incluyente con los extranjeros. Luego, ya en su casa, Yogui compartía conmigo mi primera lección de gramática. Me había hecho escuchar 2 canciones clásicas de Bollywood de los años 70. Y yo tenía que distinguir las palabras que faltaban. Empiezo a hacer conciencia de las diferencias del sonido entre ciertas consonantes, y la pura idea de cantar en hindi me apasionaba también. Fue en eso cuando Yogui se enteró de la desgracia que se estaba desplegando en esos precisos instantes en Mumbai.
La clase ya no prosiguió igual. Mi hermano tenía que procesar este dolor. Así que me despedí y regresé a casa, sin mucho pensar que en un mes se supone que tal vez comience mi viaje en ese gran país. He estado tan ilusionado que he procurado alejar todo sentimiento de fatalidad tanto en mi hogar y mi ciudad, como en aquellos lugares a los que inevitablemente encontraré, así que me pongo en manos de la Diosa, así quiera ella que mi alma siga emitiendo cantos en este mundo. Y me dejaré guiar. El oráculo con la Musa, tan sólo el lunes anterior, cuando ella me mostró las cartas, y aparecía claramente en ellas, la de la Geometría Sagrada, un verdadero diamante en torno de India y México, las palabras comunidad, fraternidad, claramente expuestas. Y la siguiente respuesta fue: no planees nada, confía. Fue un oráculo largo, de casi 10 horas.
Ahora estaba el crimen en la pantalla de mi lap-top, la imagen del Hotel Taj Mahal en llamas, y otra vez la Torre, y el fantasma del fuego incendiando con gritos todo el monitor. En la noche, vomité negro, bilis negra. Yo pensaba que no tenía miedo. Y sólo falta un mes.