domingo, 4 de enero de 2009

Diario de India, Semana 1


Poco antes de tomar la riksha que nos llevaría a Irinjalakuda (ver arriba), decidimos que íbamos a desayunar bien, en el mejor hotel de Chalakuda, para sentirnos bien alimentados antes de ir a conocer el Gurukulam (escuela) Natanakairali de Venu G y su esposa Nirmala en Irinjalakuda. En Kerala se habla el Malayalam, una lengua antigua, con escritura propia, que nada tiene que ver con el hindi. La hablan los 25 millones de keralenses y sus habitantes expatriados en el Golfo Pérsico, Singapur y Malasia. Como Kerala está en la punta Sur de la península Índica ha tenido influencia de todas las culturas que han transitado el océano Índico, sin embargo, racialmente, sus más cercanos parientes son los aborígenes australianos. Sorprendente, ¿no creen? Los dravídicos son muy oscuros de piel, y en general tienen cuerpos muy estéticos, y hombres y mujeres llegan a tener rostros muy bellos, muy diferentes a todo lo que conocemos en América. Pero íbamos en la lengua: tan difícil darnos a entender que ni en inglés… o sea que a señas. La cosa es que entramos a este hotel – restaurant y desayunamos unos deliciosos bolos blancos de harina de ¿yuca? ¿arroz? con unos curris tan deliciosos que es difícil poder describir su sabor. Y café, bendito café. Ah!!! Nos atendieron tan bien, disfrutamos tanto… y todo por la estratosférica cantidad de 100 rupias. Qué atención, qué servicio, meseros que se desvivían por atendernos. Vimos que había una boutique ahí dentro y vimos dos artículos de cristal cortado muy bonitos que serían espléndidos regalos para Guru Nirmala. No importa que hayan costado 1000 rupias (250 pesos). Los compramos. No podíamos llegar con las manos vacías. Ahí mismo mandé mi primera entrega.
Y bien, nos subimos a la riksha. Después de ese desayuno y viendo el camino no podíamos dar crédito del hermoso lugar en el que estábamos. Casas muy bonitas en general, como de campo, parecidas a las que uno encuentra en Yucatán en los pueblos. De hecho, si no fuera por los saris y las rikshas, uno podría pensar que estaría ahí. Cocoteros por todas partes, vegetación selvática y exuberante. El aire delicioso entrando por la riksha… Hasta que por fin llegamos a Irinjalakuda, una ciudad pequeña, en cuyos alrededores uno ve que hay lo mismo casas de retiro que conventos de monjas cristianas, templos shivaístas y mansiones de descanso. La mayoría de las propiedades con sus huertas, buenas casas, un ambiente próspero. Tras un laberinto de calles, por fin llegamos a Natanakairali. Una flauta se oía en el ambiente, era uno de los artistas internacionales que se presentaba esta mañana en el Gurukulam -¡Día de intercambio artístico internacional! Aplausos. Nos recibe amoroso Venu G, el esposo de Nirmala, un señor respetable, respetado, y con una mirada amorosa y profunda. El gran maestro de Kutyattam. El gran coreógrafo. Nirmala nos ve. Está grabando el espectáculo con una handycam. Nos pide que pasemos y que ocupemos dos lugares. Nos quitamos los zapatos, y bajo un techo de palma en un lugar paradisiaco disfrutamos de un hermosísimo concierto: primero flauta con percusiones indias, luego una gran violinista japonesa tocó obras preciosas, acompañada de este flautista de la ciudad de Thrissur, un hombre respetadísimo por toda la comunidad. Ya para entonces suspiraba. Sentía una alegría en mi corazón indescriptible. Luego un dúo, al parecer matrimonio, de guitarristas suizos, interpretó obras de Piazzola y del español barroco. Y entonces, oh sorpresa, anuncia Venu G que el famoso cantante de México Jesús Héctor acababa de llegar just in time para interpretar canciones de Latinoamérica. Gulp. ¡Frente a esos músicos tan extraordinario! Entonces pasé al frente y expliqué que durante 300 años los latinoamericanos fuimos la India Española y que en realidad somos una misma cultura dividida en muchos países. Por lo que no interpretaría música mexicana. Canté un tango (Cuesta Abajo), para poder explicar el ancestro popular del tango clásico, haciendo un guiño a los guitarristas. Hice acopio de todo mi carisma, una vez que me pidieron que explicara la canción, y la gente se puso muy feliz. Y luego les dije que iba a cantar una canción diferente de una poestisa peruana (Chabuca Granda) sobre la muchacha indígena que va al mercado descalza y que es tan bella que todo a ella quiere saludarla: La Flor de la Canela. La gente respondió muy alegre, y finalmente todos los músicos hicimos una improvisación sobre un ritmo fandangueado, que iba bien con la música y la letra de la Malagueña. Aplausos.


Foto de Emmanuel de mi debut artístico en India. Natanakairali, India, 3 de enero, 2009. (Ver arriba)

Nirmala Paniker nos regaló a todos una tela de algodón con hilos dorados de Kerala con la que nos fue cubriendo a cada artista, concluyó el concierto, y a los quince minutos todos éramos amigos. Nos invita a comer la maestra, y ahí experimentamos la forma de comer de Kerala: no hay cubiertos, se come con la mano. Sobre una hoja de plátano, ponen arroz y varios tipos diferentes de curri, entonces con los dedos vas mezclando el curri con el arroz y va para adentro. Al principio se me escurrían los arroces por la boca y en general todos los extranjeros sufrieron lo mismo, pero después ya estaba más que habituado y literalmente me chupaba los dedos con esos sabores absolutamente nuevos para mí. Mmmm, en este momento huelo mis deditos y conservan ese aroma de especies que… mmmm… Alegría, shanti, shanti, ommmmmm.
Y comenzó la separación con Emmanuel. Ya Nirmala le comenzó a explicar que sólo aprendería arte de Kutyattam, nada de Mohiniyattam, porque eso es de mujeres. Y que yo me iba a ir a un hotel. Así que estoy en un hotel muy sencillo, pero muy agradable, escribiendo en una mesita desde el suelo, y teniendo el buen sabor de este primer encuentro con la escuela Natanakairali, con los abuelos de todos nuestros bailarines de Danza Mohiniyattam del Dragón de Jade, y con Emmanuel dando sus primeros pasos solo en este nuevo mundo en el que lo he de abandonar en unos días. Dentro de una hora comienza la tercera jornada del Festival de Teatro Sánscrito que organiza la escuela. Me llevaré la cámara de video y haré registro de estos grandes momentos.
¡Felicidad!, como diría el maestro Cipriano, de Mitote Jazz.
II.
Salí a caminar por las calles de Irinjalakuda. ¡Qué villa, qué lugar! Son hermosas sus casas, sus calles, su gente. En los porches de sus casas, las señoras tejen, los hombres rezan en voz alta, o arreglan sus cosas, trabajan a la vista de los demás. Casas y pueblo abierto. Y al caminar por aquí la gente nos saluda, como si fuera raro ver extranjeros por acá, que sólo vienen cuando hay Festivales de Kutyattam, el Viejo Teatro Sánscrito que aún pervive por estos lugares del Sur de India. Suresh, el hombre que me llevó a la posada donde me hospedo, me dice que la clase de Mohiniyattam empezó a las cuatro. Así que me dirijo de nuevo a Natanakairali.
Paso a espaldas del foro donde habrá de presenciarse la función de este día y veo a la gran Kapila (hija de Venu G y de Nirmala en plena concentración). Kapila pasa la mayor parte del tiempo en Yokohama, Japón, donde estudia Danza Butho y es una gran maestra. Como en México vi un video de ella que Geo nos proporcionó, cuando la tuve en frente casi me inclino a besarle los pies. Es una gran actriz. Pues bien, llego al aula de Natanakairali, que fue el foro donde nos presentamos en la mañana. Y qué alegría ver a Emmanuel en su primera clase con Nirmala. Nuestro bailarín estrella bastante grácil, aceptado por la maestra y sus compañeras, y padeciendo el que no entienda nada de inglés. Los otros estudiantes: tres chicas locales, dos japonesas y una francesa. Nirmala me invita a presenciar la clase y yo grabo diez minutos de ella. Pienso que Emmanuel es un gran afortunado de estar en ese lugar, con esos maestros y compañeros. Al salir de la clase para dirigirnos a la función de Teatro Sánscrito, en otro foro a la vuelta de la escuela, le comento a Emmanuel que si, llegado el momento, en julio, se da cuenta de que está sacándole jugo a la experiencia y tiene necesidad de quedarse más tiempo, nos lo comunique con anticipación. Compramos agua y repelente de mosquitos en una tienda cercana y ahí conocimos a una bella muchacha francesa que estudia en Kallamandala, otra escuela a dos horas de ahí, cerca de Thrissur, donde estudia también Abril, otra bailarina de Cuernavaca. Luego nos presentó a una chica chilena que estudia también ahí y es muy amiga de Abril. Por lo que Emmanuel, bastante tímido con las chicas extranjeras, estará bien acompañado. Platicamos del Odin Teatret, de nuestro proyecto… a la distancia y a los ojos extranjeros, el Dragón de Jade es algo realmente fuera de serie. Me siento muy feliz de poder hablar de él y compartir. También conocemos a Leah, una hermosa californiana, y a un joven ingeniero de Delhi que más tarde nos explicaría lo que vimos en escena.
III. Tercera Jornada del Festival, primera función que presenciamos.
Sentados en el piso sobre una especie de esteras vegetales, nuestra plática es interrumpida por una percusión cuyo nombre debo aprender, de sonido metálico, que es la base de la instrumentación de todo el espectáculo. El percusionista, hace una progresión de retumbes virtuosos que van accelerando hasta un éxtasis. Del foro –en cuyos pilares de los extremos están amarrados unos troncos de plátanos con todo y frutos, y en cuyo centro está una tea de donde se prende un fuego ofrecido a las deidades- salen dos jóvenes en sus bellas sayas colocando un paño que despliegan, y de la puerta emerge, oculto tras el paño, el primer actor, que hace el papel de Bhima. Es una pena que desconozca el Ramayana y el Mahabharata, por lo que he decidido informarme antes de que sucedan los próximos espectáculos sobre los temas mitológicos que han de tratarse ahí.
Lo que les puedo decir es que es un tipo de teatro absolutamente desconocido (o que ya perdimos hace muchos muchos siglos) para nosotros los occidentales. El ornamento es exquisito, para escenificar a un Dios, lo mismo que el maquillaje, que puede llevar casi un día entero preparar la capa de harina de arroz pintado con la que salen algunos personajes. Prácticamente no parpadean mientras están en escena y como está pensado para un foro pequeño, prácticamente familiar (éramos cuarenta, a lo sumo, los espectadores de una experiencia que data ¡del siglo IX! ¿pueden creerlo?), los actores realizan todos los desplazamientos escénicos en a lo sumo tres metros cuadrados del escenario. La mayor parte de la iluminación se da con la tea encendida y para ciertos pasajes de la función, que ejemplifican la noche, se apagaban incluso las luces de la calle, sumándonos a todos en un misterio absoluto. Como les decía, dado el carácter del lugar y del origen de esta forma tan extraordinaria de arte teatral, el arte actoral es extremadamente gestual. Toda la atención la llevan al rostro, que está maquillado de manera que lo que uno está viendo no es humano: es un dios lo que tenemos en frente. Todas las expresiones que llegan a hacer son de una gama tan sutil, variada y tan precisas, con muy poco texto. Es lenguaje al extremo: el ornamento, el maquillaje, el lenguaje de manos (mudras), la expresividad de cada gesto, lo cual lleva a que una historia épica, como esta que presencié que trata de cómo Bhima, un dios del viento, hermano menor de Hanuman, el dios mono, que es tan joven e impetuoso que es la personificación del egoísmo y la impulsividad, no sabe todavía que Hanuman es su hermano mayor, que llega a invitarlo a que sea más tranquilo, que no puede pasar así porque sí, destruyendo en su camino la selva, que se calme… Hay dos Hanuman en escena, para dos momentos del dios, uno que es verde, joven, y otro blanco y viejo, que es la forma que adopta para dar la lección. Los actores sacan de vez en cuando unos colmillos, y hacen ruidos como de monos, y al mismo tiempo hacen toda una gama de expresiones tan humanas como divinas.
El espectáculo dura cuatro horas, con la música percutiva constante, en muchos momentos cabeceaba del sueño y de la impresión: era demasiado fuerte estar en presencia de esto. Con decirles que pensaba que sólo por estar ahí en ese momento habría valido la pena todo el viaje. Dicen los indios que Kerala es el país donde Dios tiene su casa. Lo pensé varias veces al caminar por Irinjalakuda. No sólo Dios. Podría encarnarse ahí, o por decirlo de otro modo. Sólo en un lugar así podrían darse tan altas expresiones del espíritu humano. En un momento me remití a mi experiencia fugaz en el aeropuerto de Nueva York, ciudad a la que asociamos el progreso. Puede compararse ese progreso a la circunstancia de Irinjalakuda y de ese teatro sagrado, donde la vida puede girar en torno a lo sagrado, pues para que se haya podido desarrollar un arte tan exquisito, complejo y sutil, evidentemente hubo una condición previa de la sociedad que lo desarrolló: abundancia natural que permite todo el tiempo libre para filosofar en lo sagrado y no sólo eso darle expresión, conservar una tradición, realizar un sinfín de artesanías sólo para los tocados de los dioses en escena, desarrollar una música, un lenguaje…. Tiene razón Geo: Kerala es el paraíso del Sur, y yo agregaría que presenciar esto es como el paraíso del actor. Lo más cercano a esta forma, es la infancia. Es como si una sociedad adulta hubiera conservado el paraíso de la infancia y lo transmitiera en lo sagrado de la escena. Confirma lo que Barba, Susana, y toda nuestra investigación colectiva realiza: el teatro cumple una función que va más allá de toda lógica mercantil. Cuando aparece Kapila en escena, en el papel de Gunamanjari, la esposa de Kalyanaka, otro dios, que juntos le hacen ver a Bhima que Hanuman es su hermano, me acordé mucho de lo que Susana tantas veces nos ha comunicado. Kapila hacía unas cuantas acciones dramáticas, pero su presencia era tan fuerte en el escenario, que en realidad no estabas frente a una actriz, estabas frente a una diosa. Desarrollar el arte de Kutyattam lleva quince años de estudios, y era grato ver a niños ahí, discípulos que comienzan a estudiar, atentos a sus raíces, a su mitología. Una mitología que tiene que ver con el entorno en la que su civilización se desarrolló: con selvas y monos, elefantes y pájaros, monzones tempestuosos… Habitantes de la vida, no presencias fantasmales como las de los habitantes del progreso cuyas únicas palabras son Yo, mi, mío. De eso platicaba el flautista en la comida con Nirmala, el respetable señor que es jefe de la estación de televisión de Thrissur y que de manera amateur, como yo canto, toca la flauta él. Decía: “los diplomáticos y políticos tienen que pasar tantos protocolos entre sí para tenerse confianza, hablar de frente, y establecer pactos y alianzas con personas de otras culturas… en cambio, los artistas, en unos minutos somos todos amigos, habitantes del mismo mundo aunque seamos todos de culturas diferentes, de lejanos países. Era cierto, comiendo con las manos el arroz con curry sobre las hojas de plátano, un sencillo manjar proveniente del paraíso, él y Nirmala, una chica francesa, una respetable compositora japonesa, una pareja suiza de guitarristas, un maestro francés de aikido, y yo… todos en común acuerdo.

January 3 - KALYANA SAUGANDHIKAM (Kutiyattam)
Bhima : Suraj Nambiar
Krodhavasa : Kalamandalam Sangeeth Chakyar
Kalyanaka : Pothiyil Ranjeeth Chakyar
Gunamanjari : Kapila
Hanuman : Ammannur Rajaneesh Chakyar
Lugar: Natnakairali, Irinjalauda, Kerala, India. 18:00 hrs. Donativo voluntario.

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